Santa, como la luz de tus palabras
Que embellecen mi camino, empedrado cada día
Con falsas muestras de cariño
Sacro nombre que inspira mis quehaceres,
que quebranta mis pesares
y sofoca mis dudas…
Santa la tristeza de no tener la pureza,
de tus labios, de tu calma
en este turbulento mar de añoranzas de mala calaña
Odiosa la melancolía que me ahorca
Con la eterna cuestión, de quizás no haber sido
lo que tu memoria buscara
Maldita la guadaña que corto nuestros lazos maternos
Para soltarme de golpe
en el infinito abismo de no querer ser un hombre
Tu corazon y tu nombre, semillas de utopía
De cariños y romería,
que se encaminan en el aliento de mis palabras
para cruzar con melancolía en mis andanzas
y pronunciarte Gladys
fruto intacto y dulce de mi tan añorada calma…